ORIENTACIÓN EDUCATIVA I
CUARTO DE BACHILLERATO
PRIMER SEMESTRE
La aparición del hombre: la hominización
CUARTO DE BACHILLERATO
PRIMER SEMESTRE
La aparición del hombre: la hominización
A pesar de que los animales tienen una capacidad maravillosa para sobrevivir en su medio ambiente, sus posibilidades siguen siendo muy limitadas. No tienen la capacidad de inventar respuestas novedosas utilizando su realidad y la realidad del medio en el que viven. Por más creativos que pudieran ser, nunca serán capaces de romper el cerco de su propio comportamiento común con los individuos de su misma especie. Sólo es vida “estimúlica”, sólo percibe estímulos o signos de respuesta, determinados con lo que limitada, pero eficazmente, puede ir respondiendo a los requerimientos de la vida, por eso se le considera “pegado” a su medio.
¿Qué pasa entonces cuando el hombre aparece? Hay unos ciertos datos que nos permiten, cuando menos, tener elementos para comparar los rasgos fundamentales del sentir antes y después de la aparición del hombre. Estos nos permitirán comprender las diferencias entre animal y el hombre y nos podrá ayudar para ofrecer una hipótesis filosófica de aquello que determina específicamente al ser humano.
Morfológicamente (en cuanto a la forma), podemos señalar que hubo una expansión de la masa cerebral y aparece una nueva membrana que, recubriendo el cerebro, permite al hombre especializarse en sus intercambios con el exterior. Todo estos cambios físicos nos hace posible intentar explicar cuál fue la nueva función que provocó la aparición de esta especie sobre la tierra y nos permite elaborar una hipótesis filosófica de la esencia de este nuevo ser.
Se trata justamente del proceso de hominización, esta nueva realidad que esta compuesta de elementos físico-químicos y los procesos sentientes. La vida también le será esencial, y el hombre tendrá que nutrirse del medio y defenderse de él, pero hay algo totalmente diferente, y esto es el proceso de hiperformalización, que se explica a continuación.
Al proceso por el cual el animal va enfrentando su medio con sus acciones, se le llama “formalización”, que es “dar forma” de alguna manera a los estímulos desordenados y múltiples que los receptores animales perciben. El animal no va a responder a todos los estímulos que percibe, sino solo a aquellos que poseen mayor significación para el problema fundamental de su vida. Y este proceso por el que los estímulos se toman mayor importancia es lo que se llama formalización. Este proceso se disuelve en varias operaciones, con el fin de dar respuesta al estímulo. Si el estímulo nunca fuera para el animal un signo de respuesta, simplemente se moriría. Puesto que lo es, entonces puede reaccionar y, así, aprender, memorizar, programar, objetivar, sentir.
Pues bien, la aparición de la nueva especie animal, la humana, implica la ruptura de este modo de sentir; el hombre siente de forma diferente.
El hombre es un momento más de la creación. La misma materia, por evolución, es la que misteriosamente da algo que no tenía. El ser humano también es fruto de la evolución.
El hombre sigue sintiendo con el mismo esquema básico de toda la vida animal. Por más facultades y posibilidades que tenga sobre los otros seres de los cuales evolucionó, sigue perteneciendo al mismo reino: el animal.
Para Zubiri hay una disolución de los programas heredados, pues en el mismo hecho de sentir animal se presenta un nuevo modo de sentir. La unidad estructural del estímulo se rompe; la fuerza con la que se impone el estímulo como signo de respuesta, se desvanece; y entonces aparece “la realidad”. ¿Qué significa esto? Que la forma como el estímulo se le presenta al hombre ya no es como signo que le obligue a una respuesta sino como “realidad”; es decir, como algo que es real, que tiene estructura y un significado, por ello el hombre puede detenerse ahí, antes de responder. El hombre siente, pero ya no estímulos, sino realidad, estímulos reales. Por eso es un animal que no está “pegado” al medio, sino “suelto-de”, libre.
El cambio que propicia la Evolución consiste, no sólo en la descomposición del instinto, sino en la forma de aprehender los estímulos. Al sentir la realidad, este nuevo ser se ve obligado a pensar, a ponderar todas las posibles respuestas, a elegir la mejor respecto a él mismo. Ahora tiene la realidad y con ella tendrá que descubrir qué es aquello que más le puede ayudar a realizarse. Su camino no está marcado, sino por la realidad. Este proceso es el que se llama la “hiperformalización”. El animal humano formaliza, pero en “hiper”; es decir, más allá de la forma como lo hace el animal anterior que lo originó. El hombre se conciencia (se distingue a si mismo) como realidad y programa desde las estructuras profundas de la realidad.
A manera de cierre…
Tal “sentir humano” o “sentir de realidad” es lo que constituye y define su “inteligencia”. inteligir es “estar en la realidad”. En el hombre, sentir es inteligir y viceversa. El hombre siente realidad o intelige la realidad sintiendo. Así sentir es realizar la operación fundamental que nos permite “estar en la realidad”.
Por tanto: “El ser humano es un animal de realidad”
La característica del ser humano es entonces la inteligencia como la capacidad de estar en la realidad y la esencia del hombre está en saber estar en la realidad, consiste en hacerse cargo de ella y de sí mismo; y su realización estará en vivir de cara a lo real.
