ORIENTACIÓN EDUCATIVA I
CUARTO DE BACHILLERATO
PRIMER SEMESTRE
Creatividad
Lo primero que llama la atención cuando nos preguntan sobre lo más característico del ser humano, es la acción transformadora que éste ejerce sobre el medio en el que vive, su afán por “dejar su sello peculiar” en las cosas que lo rodean, en una labor verdaderamente conformadora del propio mundo.
Se trata de la creatividad, la capacidad de dar una nueva forma a la realidad, por la cual ésta cobra un significado, un sentido, para el humano. De la creatividad brota la acción “humanizadora” por excelencia, que crea el ámbito de la cultura como algo específicamente humano, distinto de la pura naturaleza, que la presupone, es cierto, pero no se reduce a ella.
De aquí que podamos afirmar que el mundo en el cual se desenvuelven nuestras vidas, en el que hemos sido formados y educados, en el que hemos aprendido a percibir la realidad de determinada manera, y en el que actuamos y se sitúan nuestra existencia concreta, está constituido por el conjunto de significados que conforma nuestra cultura. Decir “mundo humano” es siempre referido a un “mundo cultural”.
Los significados son cambiantes, históricos, y están en la raíz de la acción humana, orientan la transformación que ella hace de la naturaleza para someterla a sus fines, y orientan también la transformación que efectúa del propio campo de las sociedades humanas: de sus instituciones, sus leyes, sus organizaciones políticas, arte, técnica, religión, ciencia y demás creaciones culturales. Así es, pues, como el humano se auto-construye: al poder aplicar su capacidad creativa –por limitada que esta sea– a la construcción de su propia existencia, individual y colectiva.
Ahora bien, el significado se encarna de una nueva manera muy especial en el lenguaje. En la construcción del mundo humano, éste desempeña un papel de enorme importancia, pues lleva al individuo a romper las barreras de la experiencia inmediata y a ensanchar inmensamente las fronteras de lo que puede pensar, conocer, saber, comunicar.
Por el lenguaje, los humanos pueden desarrollarse a partir de la apropiación de los conocimientos y experiencias de otros humanos que les son transmitidas; por el lenguaje el humano puede expresar cómo ha comprendido la realidad y dominado su entorno, también puede expresar cómo es que se ve a sí mismo; por el lenguaje el humano puede tener una historia, y no estar condenado a volver siempre a empezar, a partir, una y otra vez, de cero. Puede, entonces, ser capaz de construirse un futuro.
Por otro lado, una de las expresiones más claras y plenas de la creatividad humana se da en el arte. En él no se persigue la obtención de alguna utilidad, de donde su carácter privilegiado en tanto que expresión humana, pues en el arte lo que se nos brinda es la manifestación, en una obra, aunada íntimamente a la expresión profunda de su propio ser. La obra de arte amalgama, pues, una cierta forma de conocimiento inmediato (o intuitivo, es decir, no conceptual) de algún aspecto de la realidad, tal como ésta se revela al artista, la emoción, el sentimiento, y el auto-conocimiento que el artista hace de sí mismo, de su subjetividad más honda. Por la creación artística el humano eleva la realidad a una nueva dimensión, más rica, que nos descubre una nueva faceta suya, que nos interpela y hace vibrar. La creación artística constituye también una fuente de recreaciones sucesivas en su contemplación, disfrute, compresión e interpretación. En suma, por la creatividad la acción humana se abre conscientemente a la producción de lo nuevo, de lo inédito, aunque siempre a partir de lo ya dado, de lo que ha recibido de la naturaleza y de la sociedad a la que pertenece. Por la creatividad el humano se va realizando la ardua tarea de “hacerse más”, de crecer para “ser más”.
CUARTO DE BACHILLERATO
PRIMER SEMESTRE
Creatividad
Lo primero que llama la atención cuando nos preguntan sobre lo más característico del ser humano, es la acción transformadora que éste ejerce sobre el medio en el que vive, su afán por “dejar su sello peculiar” en las cosas que lo rodean, en una labor verdaderamente conformadora del propio mundo.
Se trata de la creatividad, la capacidad de dar una nueva forma a la realidad, por la cual ésta cobra un significado, un sentido, para el humano. De la creatividad brota la acción “humanizadora” por excelencia, que crea el ámbito de la cultura como algo específicamente humano, distinto de la pura naturaleza, que la presupone, es cierto, pero no se reduce a ella.
De aquí que podamos afirmar que el mundo en el cual se desenvuelven nuestras vidas, en el que hemos sido formados y educados, en el que hemos aprendido a percibir la realidad de determinada manera, y en el que actuamos y se sitúan nuestra existencia concreta, está constituido por el conjunto de significados que conforma nuestra cultura. Decir “mundo humano” es siempre referido a un “mundo cultural”.
Los significados son cambiantes, históricos, y están en la raíz de la acción humana, orientan la transformación que ella hace de la naturaleza para someterla a sus fines, y orientan también la transformación que efectúa del propio campo de las sociedades humanas: de sus instituciones, sus leyes, sus organizaciones políticas, arte, técnica, religión, ciencia y demás creaciones culturales. Así es, pues, como el humano se auto-construye: al poder aplicar su capacidad creativa –por limitada que esta sea– a la construcción de su propia existencia, individual y colectiva.
Ahora bien, el significado se encarna de una nueva manera muy especial en el lenguaje. En la construcción del mundo humano, éste desempeña un papel de enorme importancia, pues lleva al individuo a romper las barreras de la experiencia inmediata y a ensanchar inmensamente las fronteras de lo que puede pensar, conocer, saber, comunicar.
Por el lenguaje, los humanos pueden desarrollarse a partir de la apropiación de los conocimientos y experiencias de otros humanos que les son transmitidas; por el lenguaje el humano puede expresar cómo ha comprendido la realidad y dominado su entorno, también puede expresar cómo es que se ve a sí mismo; por el lenguaje el humano puede tener una historia, y no estar condenado a volver siempre a empezar, a partir, una y otra vez, de cero. Puede, entonces, ser capaz de construirse un futuro.
Por otro lado, una de las expresiones más claras y plenas de la creatividad humana se da en el arte. En él no se persigue la obtención de alguna utilidad, de donde su carácter privilegiado en tanto que expresión humana, pues en el arte lo que se nos brinda es la manifestación, en una obra, aunada íntimamente a la expresión profunda de su propio ser. La obra de arte amalgama, pues, una cierta forma de conocimiento inmediato (o intuitivo, es decir, no conceptual) de algún aspecto de la realidad, tal como ésta se revela al artista, la emoción, el sentimiento, y el auto-conocimiento que el artista hace de sí mismo, de su subjetividad más honda. Por la creación artística el humano eleva la realidad a una nueva dimensión, más rica, que nos descubre una nueva faceta suya, que nos interpela y hace vibrar. La creación artística constituye también una fuente de recreaciones sucesivas en su contemplación, disfrute, compresión e interpretación. En suma, por la creatividad la acción humana se abre conscientemente a la producción de lo nuevo, de lo inédito, aunque siempre a partir de lo ya dado, de lo que ha recibido de la naturaleza y de la sociedad a la que pertenece. Por la creatividad el humano se va realizando la ardua tarea de “hacerse más”, de crecer para “ser más”.
